jueves, 9 de diciembre de 2010

La defensa nacional

La defensa nacional es uno de los típicos ejemplos de bien público puro. Además, se trata de un bien público no opcional. Es un bien que ofrece el Estado a todos los habitantes de un país, independientemente de que hayan pagado o no por él, y además es un bien o servicio que no sufre mermas en su capacidad o calidad lo usen pocos o muchos ciudadanos.



Nuestra Constitución establece en su artículo 30.1 que “Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España”.


Al tratarse de un bien público, en principio debiera ser el Estado el encargado de suministrarlo, pues éste puede financiarlo mediante impuestos que obtiene de todos los ciudadanos, y así evitar el fenómeno de los free-riders. Así es como sucede en la mayoría de países, pero los “ejércitos privados” de mercenarios no son algo desconocido para la historia. En concreto, la Guardia Suiza es una organización de mercenarios que se encarga de la seguridad de la Ciudad del Vaticano.

¿Cuáles serían algunas de las consecuencias de un ejército privado?

  • Aparecería el problema de los free-riders, pues las personas que por su lugar de residencia u otros motivos se sintieran menos protegidas no contribuirían económicamente, pero estarían igualmente protegidos.
  • Las empresas deberían realizar fuertes inversiones de capital, por lo que sólo estarían dispuestas a llevarlas a cabo si el contrato se firma por un largo periodo de tiempo. ¿Y si no estamos satisfechos con la protección que nos están ofreciendo?
  • Si la empresa con la que tenemos contratada nuestra defensa nos “deja tirados” y pacta con una nación extranjera nos quedamos desprotegidos totalmente.
Para estos problemas se podrían buscar soluciones, por lo que el sistema privado de defensa nacional no parece del todo inviable.


La diferencia básica estaría en las motivaciones que mueven a cada uno de estos sistemas. En el sistema público existe cierto sentimiento de nación, mientras que el mercenario hace su trabajo únicamente movido por el ánimo de lucro.


Personalmente, considero que dado que la defensa nacional es un bien público, es preferible que sea suministrado por el Estado. Otra cosa es si es realmente necesario todo el gasto que se realiza en seguridad nacional dado que las posibilidades de que nuestro país sea atacado son ínfimas.



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